6
March 2005

Lo recuerdo como uno de los días más especiales de mi
vida. Me encontraba en L.A. con mi amigo Oriol Sibila y la
verdad es que nos sentíamos como si estuviésemos en la cima del
mundo. Sabíamos que esa sensación sólo duraría unos pocos días, pero
qué diablos, era grande tener la oportunidad de vivir aquello! En
poco más de una semana conoceríamos a Forrest Ackerman,
Mamie Van Doren, Cherie Currie, Texas Terri,
Kitten Natividad, David Roach, e incluso veríamos de
nuevo a Donita Sparks, que recientemente había girado por
España con sus L7. Aunque en el top de mi lista figuraba
Raven De La Croix, a quien recordaréis sobre todo por haber
protagonizado la película “Megavixens Up!” de Russ Meyer.
Antes de nuestra llegada a Los Angeles, me había comunicado varias
veces con Raven por e-mail, y desde el primer momento hizo
que me sintiese como si nos conociésemos desde hace años. Daba la
impresión de ser una amiga, a pesar de que jamás nos habíamos visto
en persona. En todos los libros sobre Russ Meyer, se decía
que Raven tenía un coeficiente intelectual
extraordinariamente alto, y quienes habían tenido oportunidad de
tratarla, hablaban maravillas de ella, por lo tanto sabía que iba a
conocer a una persona verdaderamente única.
Finalmente, Oriol
y yo llegamos a casa de
Raven, situada en North Hollywood, con la excitación propia
de un encuentro de ese calibre. Y debo decir que lo que encontramos
superó cualquier expectativa. Teoricamente estábamos allí para hacer
una entrevista con ella sobre su carrera cinematográfica, pero
pasamos alrededor de siete horas juntos y en ningún momento se me
pasó por la cabeza sacar la grabadora y empezar a hacer preguntas
sobre Russ Meyer.
Raven, la persona, es mucho más
interesante que Raven, la estrella del Universo Meyer.
Pronto nos dimos cuenta de que su trayectoria como heroína de cine
de culto era tan sólo una de sus muchas facetas fascinantes.
Nos
presentó a su marido Mikee, y bien, ahí empezó una de las
amistades más sólidas y bonitas de mi vida. Raven deseaba
mostrarnos el que consideraba uno de los centros de energía de L.A.,
situado en un precioso parque cerca de su casa, donde precisamente
se habían conocido Raven y Mikee, y hasta allí nos
desplazamos, mientras sonaba la música de Led Zeppelin en el
coche y Raven movía su cabeza al ritmo de los riffs de
Jimmy Page y los aullidos de Robert Plant.
Ni que
decir tiene que Oriol y yo simplemente nos dejamos llevar.
Antes de que tuviésemos oportunidad de darnos cuenta, había caído la
noche, y nos encontrábamos de vuelta en casa de Raven y
Mikee, contemplando fotos, charlando y bebiendo vino. Al día
siguiente debíamos entrevistar a Mamie Van Doren, así que a
las doce o la una nos despedimos, y fijamos otra cita días después,
para hacer la entrevista con Raven.
Han pasado cinco años
desde entonces, y en todo este tiempo he tenido oportunidad de
visitar a Raven muchas veces y compartir vivencias
interesantes con ella, como el día en que me acompañó a entrevistar
a la mismísima Elvira o como la curiosa e inesperada visita
de los Cramps a su casa.
El encuentro de Raven
con Poison Ivy y Lux Interior fue verdaderamente
curioso. Había entrevistado a los Cramps días antes y,
conociendo su pasión por todo lo relacionado con Russ Meyer y
sobre todo el interés de Ivy por temas paranormales, estaba
convencido de que conectarían mucho con Raven si llegaban a
conocerse, de modo que les propuse visitarla al cabo de un par de
días en su casa. La idea pareció gustarles, pero sinceramente no
tenía ninguna esperanza de que el encuentro llegase a producirse.
Inicialmente Ivy me aseguró que se lo pensarían, pero no
prometió nada. Sin embargo, la mañana del día previsto, Ivy
me llamó y me dijo que tratarían de acercarse a casa de Raven.
Y efectivamente el milagro se produjo. Me encontraba en la cocina de
Raven, charlando mientras ella preparaba spaghetti, y la pareja
más cool de la historia del Rock se materializó ante nuestros ojos.
Raven jamás había escuchado a los Cramps, y Ivy le
dio los últimos tres discos de la banda, mientras comentaba:
“Él me ha dicho que te gusta Korla Pandit, pero no sé qué te
parecerá nuestra música, quizá no te guste!”, a lo que
Raven respondió: “No os preocupéis, yo escucho todo tipo
de cosas”. Y mientras
Raven le mostraba unos cuadros a Ivy, yo le enseñé a
Lux un ejemplar de la fabulosa revista Glamour Girls: Then
and Now, en donde habían publicado un reportaje de 30 páginas (sí,
¡30!) dedicado a Raven.
Una característica curiosa de los
Cramps que a mí me parece adorable es su timidez. Eran
conscientes de quién tenían delante, y escuchaban a Raven con
respeto y atención. Ella debía acudir esa misma tarde a una cárcel,
a dar consejo a un preso que había sido condenado a cadena perpetua,
y les explicó el caso. Ni tan siquiera conocía al tipo en cuestión,
pero un amigo le pidió que le hiciera ese favor, porque sabía que el
consejo de Raven sería de gran ayuda para el pobre hombre, y
ella aceptó.
Tras un buen rato de charla, les ofreció que se
quedasen a comer pasta, pero Ivy y Lux deseaban
comprar pelucas en una tienda cercana y se despidieron.
Posteriormente, Ivy me comentaría que Raven le había
parecido un alma gemela, pero jamás volvieron a verse, lo cual no
debe sorprender a nadie. A los Cramps les gusta permanecer en
su propio mundo, y puedo entender eso perfectamente. Al fin y al
cabo, si fuesen de otra forma no serían los Cramps.
Cada
vez que pienso en ese encuentro entre Raven y los
Cramps, me divierte recordar los rostros de asombro de
Ivy y Lux mientras escuchaban a Raven. Es
evidente que los Cramps han conocido a mucha gente
interesante en todos estos años, pero apuesto a que no olvidarán
facilmente ese encuentro.
Lo habitual en el mundillo del
espectáculo es encontrarte a personajes que tan sólo tienen una
faceta interesante, y desde luego Raven De La Croix (hoy en
día, Raven De Lumiere) no podría estar más lejos de eso. Ella
es la mujer de las mil caras, tan pronto puede pasar una hora en el
dormitorio de Elizabeth Taylor pintándole un tobillo, como
asistir a un enfermo terminal en algún hospital, entretener a un
grupo de niños en una fiesta de Pamela Anderson, embarcarse
en expediciones espirituales a Sedona o casar al cantante de Men
At Work. Y en cualquiera de sus actividades está involucrado
siempre su marido Mikee, que es algo así como mi hermano
americano.
Quien esté interesado en seguir de cerca todo lo que
hace Raven, puede consultar su web:
www.rantingsofamadwoman.com